Tiresias es la longevidad de siete generaciones, la relativización del tiempo y la percepción desfasada de la vida. Es también clarividencia, consciencia de lo visible y lo invisible, del cuerpo desdoblado en sus distintas realidades… y al mismo tiempo, la imposibilidad de intervenir o de cambiar lo que está escrito.
Palabras suspendidas en el aire esperando a ser oídas, esperando a ser devueltas. Es la contemplación de la parte y del todo, del movimiento, del ritmo, del cuerpo, de la forma, de la palabra, del sonido, de la respiración, del silencio y de la ausencia.
Es un viaje a través de los distintos cuerpos que, por voluntad divina, conforman la vida del vidente (niño, mujer y hombre). Una temporalidad borrosa y confusa que no encaja con la del resto de mortales, de tal modo que dejarse llevar por la contemplación es permitirse la inmersión en un estado nuevo donde poder vivir.
“Sin duda todos somos niños, mujeres y hombres a la vez. Regalar Tiresias desde esta perspectiva es fundamental para descubrir que podemos entendernos un poco mejor,
dada esta multiplicidad que caracteriza al ser humano.”