«El invierno empezó a inspirar su aliento helado para dejar paso a la siguiente estación. En el último hálito, un retazo de viento blanco se filtró en el interior de un roble milenario, quedando atrapado. El retazo se transformó pronto en un bucle blanco, inexorable. Su silbido se oía por todo el bosque y por ninguna parte quedaba rastro del invierno. El bucle de viento helado había penetrado en su propia tumba, y en la de todos. Pues mientras siguiera habiendo un retazo de invierno en la tierra, la siguiente estación no podría pisarla. La vida quedó suspendida en un umbral tibio. Quieta. Y solo la pausa sabe cuánto tiempo lleva silbando el bucle blanco” Carlos Perelló Rovira
«No sabemos quiénes son. Son dos, caminan y se acompañan bajando tal vez la mirada, el pie que empuja al otro pisa el desierto mientras que un rostro apoya una mano hacía otra dirección, la identidad se desconoce, se acompañan silenciosamente mientras otros les miran. Las hadas arden y caen hojas, montaña y algo más.» Moreno Bernardi
«Y llegan ellos… Tras la caída de la montaña, llegan… Seres curiosos observan a los que observan, tiemblan y esperan, buscan y se huelen, rápidamente se desplazan, huyen?, y de repente se fijan y no confían, no del todo, aún no se reconocen, deberían?, cómo identificarles? La identidad es visible? O si no fuera por un gesto poético, por una huella indeleble, por una acción trasmitida y difundida en la más profunda ingenuidad de los pasos tampoco se hablaría de identidad? Las voces no se oyen, las letras re-suenan entre secretos, que solo en el silencio que les acompaña definen su misma manifestación, allí en el susurro íntimo de la voluntad donde se intuye el origen del diálogo, aquello destinado a definir idéntico lo que es diferente, aquello que contempla la diversidad como única representación de lo que es común. El fragmento real de una presencia aún no recibida. Un nuevo ángel en la ciudad, y esto… peligra toda certeza.» Moreno Bernardi